En nuestro esfuerzo por sacar a la luz todas aquellas mujeres que a lo largo de la historia han contribuido al avance científico sobreponiéndose a los cánones de cada época, hoy presentamos una nueva edición de Mujeres Tecnólogas. En esta ocasión, la protagonista será una mujer que a principios del pasado siglo, decidió que se dedicaría a su pasión, costase lo que costase, Edith Clarke.
¿Quién fue Edith Clarke?
Nacida en 1883 en Maryland (Estados Unidos), se quedó huérfana a los 12 años, por lo que fue criada por su hermana mayor. Pese a que lo más habitual hubiera sido encontrar un marido lo antes posible que la mantuviese y le permitiese tener una vida estable, Calrke decidió utilizar la herencia de sus padres para ir a la universidad, donde estudió Matemáticas y Astronomía.
Pese a que se graduó en 1908, su relación con el estudio y la investigación le permitirían volver a la Universidad, en 1947, aunque esta vez como profesora.
Sin embargo, el camino hasta convertirse en catedrática no fue fácil. La sociedad de principios del SXX no aceptaba que una mujer pudiese optar a puestos de responsabilidad, por lo que al principio tuvo que conformarse con un puesto en el departamento de ingeniería de la entonces joven General Electric.
Durante ese tiempo, Edith no desaprovechó su potencial y registró la patente de un dispositivo que sería clave en su consolidación como tecnóloga, aunque este reconocimiento tardaría varios años en hacerse notar.
Inventó una calculadora que conseguía resolver ecuaciones implicando variables como la corriente eléctrica o la impedancia. Además, la ’Calculadora Clarke’ permitía solucionar problemas a una velocidad mucho mayor a la de otros dispositivos de ese tipo.
Logros y premios
Entre sus múltiples logros se encuentra el de haber sido la primera mujer en presentar un artículo científico en la Reunión Anual del Instituto Americano de Ingenieros Eléctricos. Además, también fue una mujer pionera en conseguir un puesto profesional en la Sociedad de Honor de ingenieros Tau Beta Pi y la primera mujer en enseñar Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Texas.
Pese a todo lo alcanzado, durante sus 76 años de vida, Edith Clarke apenas tuvo relevancia mediática, algo que choca con un momento en el que, debido a la tensión política entre las grandes potencias del momento, el conocimiento científico era utilizado como un arma de propaganda. Ni en este contexto tan favorable para la ciencia, Clarke tuvo una oportunidad de dar a conocer todo su potencial.
No sería hasta el año 2005, casi medio siglo después de su fallecimiento, cuando fue incluida en el Salón de la Fama de Inventores de los Estados Unidos de América.