Soluciones para la cesión de redes de acceso a Internet a la Smart Grid
Felipe Gómez Cuba | Investigador
Vigo, 12 de diciembre de 2012 – A pesar de que han superado la desconfianza que generaban hace años, las energías renovables aún no están preparadas para desbancar a las fuentes de energía tradicionales. Sin embargo, hoy en día es raro el mes que la energía eólica no supera su propia mejor marca de contribución al conjunto de las energías en España, la ley obliga a instalar paneles solares en las nuevas edificaciones, los fabricantes de automóviles están lanzando nuevos coches eléctricos e híbridos, y un mercado energético (discutiblemente) liberalizado ha hospedado el nacimiento de un par de comercializadores que ofrecen solamente energías verdes.
No cabe duda de que la sociedad se ha embarcado por fin en el tren de la energía verde. En 2010, el proyecto de la UE Europe2020 marcó el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 20%, incrementar la componente renovable del consumo eléctrico final en un 20%, e incrementar la eficiencia energética en otro 20%, para el año 2020. Los retos de los dos primeros aspectos están relacionados con la generación de energía y las fuentes alternativas, que el público conoce bien, pero este no es el caso de la eficiencia enerxética.
La clave para entender la eficiencia energética es que no hay energía más barata y limpia que la energía ahorrada: no importa como de limpias sean nuestras fuentes, siempre podríamos estar haciéndolo mejor si hubiéramos evitado malgastar energía innecesariamente en primera instancia. Ademais, cambiar nuestros hábitos puede también llevar a un mundo más limpio: No es lo mismo conectar un dispositivo cuando hay viento y luz solar, que cuando no las hay y toda la energía proviene de centrales de carbón. La clave para la eficiencia energética es por tanto detectar que es necesario y que no, y que puede ser pospuesto y que no; en otras palabras, el problema de la eficiencia energética es un problema de información.
Este es el concepto fundamental de la Smart Grid, o red inteligente: debemos combinar la red eléctrica con la reciente revolución de las comunicaciones para hacer una red que sea inteligente y capaz de predecir el comportamiento de los dispositivos conectados. Una red así podrá notificar a los usuarios cuando pueden ahorrar energía mediante acciones sencillas, y permitirá a los productores minimizar sus costes al generar energía siguiendo precisas mediciones de la demanda.
Una de las tecnologías claves para alcanzar estos objetivos son los Smart Meters (contadores digitales): aparatos digitales inteligentes que sustituyen a los tradicionales contadores de la luz mecánicos. Pueden medir distintos parámetros de consumo con la más fina granularidad, transmitirlos mediante redes de datos, y aceptar gestión remota. Los operadores de red han comenzado recientemente a reemplazar los contadores en España.
Por otro lado, la red de comunicaciones que conecta los Smart Meters de los hogares a la red de distribución se llama Last Mile (“última milla”). Hoy en día, muchos vecindarios disponen de infraestructuras de acceso anteriores que han sido construidas por proveedores de Internet (ADSL, cable, FTTH, etc…), con alta capilaridad y capacidad. Alquila parte de esta capacidad es interesante para la transmisión de datos de la Smart Grid, pero el tráfico de los Smart Meter tiene diferentes necesidades que el tráfico de los usuarios, y resulta necesario establecer ciertas distinciones. Durante el proyecto MEFISTO, Gradiant ha estudiado la coexistencia de dos servicios en una red común y ha desarrollado políticas para la ingeniería de tráfico y la diferenciación de calidades de servicio en este contexto. Los primeros resultados han sido presentados en el congreso IEEE Innovative Smart Grid Technologies conference 2012 (Berlín), y los resultados más recientes serán publicados en un número futuro de la revista científica internacional IEEE Transactions on Smart Grid.