Blockchain, qué es y cómo sacarle partido (II)

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Como ya decíamos en el primer post de esta serie, el término blockchain ha suscitado un gran interés en prácticamente todos los sectores del mercado. Podéis leer aquí la segunda parte sobre qué es y para qué sirve esta tecnología que tanto está dando que hablar.

Una gran parte de las organizaciones que han decidido experimentar con la tecnología se están enfrentando fundamentalmente a dos retos. En primer lugar, el estado actual de las redes desplegadas no cumple todavía con los requisitos de escalabilidad, seguridad, usabilidad y rendimiento que exigen los casos de uso. En segundo lugar, la naturaleza transformadora de la tecnología -en términos de descentralización-, implica la necesidad de remodelar procesos de negocio consolidados, migrar sistemas de información que funcionan relativamente bien desde hace décadas y actualizar estructuras industriales muy complejas. Estos cambios en la mayoría de los casos no están justificados. Por tanto, el proceso de adopción e integración con blockchain deberá ser analizado al detalle para cada caso, evaluando en todo momento si el valor que aporta justifica la inversión.

Tomando como referencia el ciclo del hype de Gartner (que define el nivel de madurez de una tecnología), aunque las redes blockchain ya hayan abandonado el pico de las expectativas sobredimensionadas -y actualmente se encuentren entrando en la rampa de crecimiento-, todavía es necesario evolucionar la tecnología para que ésta pueda integrarse con garantías en los sistemas en producción aportando un claro valor añadido. La tecnología blockchain podría ser la palanca que acelere los procesos de modernización y digitalización de las empresas en determinados sectores, e incluso podría dar lugar a nuevos modelos de negocio colaborativos. Sin embargo, es necesario ser cautelosos ya que queda mucho trabajo por hacer, tanto desde un punto de vista técnico como legislativo, por lo que se estima que esta tecnología no comenzará a ser realmente útil para la sociedad hasta dentro de unos cinco años aproximadamente.

No obstante, sería un error ignorar el potencial actual de esta tecnología y permanecer impasibles, por lo que mientras tanto será necesario:

  • educar a los responsables de las organizaciones en la tecnología de forma objetiva, e identificar las oportunidades y riesgos dentro de un contexto particular,
  • continuar desarrollando y validando pruebas de concepto enfocadas a resolver problemas concretos del negocio y, por último,
  • identificar claramente los puntos de integración con los sistemas ya existentes para así medir el impacto y evaluar su coste de forma objetiva.

Además, es importante tener en cuenta que legislación y desarrollo tecnológico no siempre avanzan a la misma velocidad.

 

Apuesta europea y aplicaciones

Las características innovadoras que ofrecen las redes blockchain (descentralización, trazabilidad, transparencia e integridad) son la causa del interés que ha despertado esta tecnología en todos los ámbitos, tanto públicos como privados.

La Comisión Europea apuesta de forma clara por la tecnología blockchain. A principios de 2018 puso en marcha el Observatorio y Foro Europeo de Blockchain, con el objetivo de impulsar la innovación y el desarrollo en esta tecnología dentro de la Unión Europea. A raíz de esta iniciativa, 22 países europeos, incluyendo España, firmaron una declaración de cooperación –European Blockchain Partnership (EBP)-, en la que se establece como objetivo prioritario crear una infraestructura europea de servicios digitales basados en esta tecnología, la llamada European Blockchain Services Infrastructure (EBSI) .

Los criterios de EBSI son claros y están orientados a provisionar servicios digitales de confianza dirigidos a mejorar la movilidad ciudadana y empresarial de los Estados Miembros, y siempre cumpliendo con los reglamentos europeos.

En cuanto a dónde y cómo usar la tecnología blockchain, la Comisión Europea ha seleccionado varios casos de uso de interés para su  despliegue sobre la red EBSI. Destaca el despliegue de un sistema de identidad digital autogestionado basado en tecnología blockchain (ESSIF), un modelo de identidades descentralizado, donde los ciudadanos y las empresas son los verdaderos dueños de su propia identidad. El objetivo es que los usuarios no dependan de una autoridad central. Gracias a la confianza y al carácter transfronterizo que proporciona la tecnología blockchain, los usuarios podrán identificarse ante los servicios ofrecidos por las administraciones de los países miembros, solventando muchas de las dificultades técnicas y burocráticas a las que se enfrentan en la actualidad.

La gestión de la identidad digital en internet se ha convertido en algo fundamental y, prácticamente cualquier servicio online debe tenerlo en cuenta. Asimismo, los usuarios son cada vez más recelosos de su intimidad y demandan un mayor control a la hora proporcionar sus datos de identidad a terceros. Es por ello que ESSIF se ha convertido en un caso de uso transversal y esencial para el desarrollo de otras iniciativas que utilizan blockchain. Así, el modelo de identidad europeo pasará a formar parte del core principal de la red EBSI, por lo que el resto de casos de uso por los que está apostando la Comisión Europea tendrán en cuenta el modelo de identidad propuesto por ESSIF. Algunos de estos proyectos ya se han puesto en marcha y se han liberado las primeras versiones, destacando:

  • un sistema para la provisión y validación de diplomas académicos para reducir el fraude existente en la falsificación de títulos académicos
  • un servicio de notarización de documentos que permite el registro inmutable en blockchain de evidencias (hashes) de documentos relevantes, incluso aquellos que contengan algún tipo de valor que sea necesario transferir (título-valor).

Debemos ser conscientes de que todos estos ejemplos se encuentran en una fase embrionaria y todavía se están analizando, no sólo desde una perspectiva técnica sino también desde un punto de vista legal y ético. En este sentido, se están debatiendo aspectos tan importantes como la responsabilidad que deben asumir los diferentes actores que intervienen en la red EBSI en términos de protección de datos, así como el valor y reconocimiento legal de las evidencias digitales que se registran en la red.

La Comisión Europea quiere convertirse en un actor relevante a nivel mundial en la aplicación de esta tecnología. Para lograrlo considera clave maximizar la cooperación entre el sector público y privado a través de mecanismos ya consolidados, como los programas Horizonte 2020 (ahora Horizonte Europa) o Connecting Europe Facility (CEF),  que facilitan la innovación e investigación entre el ámbito público y privado; o apoyando la creación de foros de discusión a nivel internacional, como son el International Association of trusted Blockchain Applications  o el Observatorio y Foro Europeo de Blockchain.  

 

Blockchain, ¿es tu momento?

En Gradiant conocemos el potencial que tiene la tecnología en los procesos de digitalización de las organizaciones pero debemos ser conscientes que todavía quedan retos complejos por resolver, por lo que habrá que ir solventando y evaluando cada caso por separado.

Gradiant cuenta en su equipo con profesionales con un alto grado de conocimiento en sistemas distribuidos y redes blockchain. Actualmente participamos en el desarrollo de varias pruebas de concepto para empresas de diferentes ámbitos, desde proyectos para asegurar la trazabilidad de la cadena de suministro en el sector alimentario, hasta la notarización de evidencias en el uso de certificados digitales.

Formamos parte de la red Alastria, y colaboramos con la organización participando activamente en varios de los grupos de trabajo que conforman la Comisión de Identidad. Estos grupos están principalmente orientados a desarrollar y evolucionar el modelo de identidad propuesto por la organización (Alastria ID).

Además, en el ámbito de la identidad digital autogestionada, comenzamos a trabajar este mes de febrero en IMPULSE, un proyecto enmarcado en el programa de investigación e innovación Horizon 2020 de la Unión Europea en el que intervienen centros tecnológicos, empresas y entidades públicas de países como Francia, Austria, Dinamarca, Italia, España, Bulgaria, Alemania, Islandia o Finlandia y que nosotros gestionamos. Con un presupuesto de cerca de cuatro millones de euros, se trata de una iniciativa que busca adaptar e implementar un sistema de identificación personal y gestión de la identidad digital que permita un acceso seguro, ágil y flexible a los servicios públicos que las administraciones Europeas facilitan de forma online. El trabajo se basará sobre el concepto de Identidad Electrónica (eID) y combinará dos de las tecnologías más prometedoras de la actualidad, la Inteligencia Artificial y el blockchain, para asegurar y facilitar los procesos de identificación electrónica.

De esta forma, no se busca únicamente aumentar la seguridad en los procesos de identificación de los usuarios, sino también dotar a estos de todas las garantías posibles en lo que a privacidad se refiere. Además, una parte del proyecto estará centrada en analizar el impacto en la digitalización del sector público desde diferentes puntos de vista y cumpliendo con todos los requisitos éticos y legales.

 

 

 


Autores: Jaime Loureiro Acuña, responsable de la línea de Procesado Seguro de la Información en el área de Seguridad y Privacidad de Gradiant y Juan González, director del área de Seguridad y Privacidad


 

 

 

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