Dicen que “nunca es tarde si la dicha es buena” y un ejemplo de ello es nuestra compañera Beatriz Seco Cao, la protagonista de este nuevo Tecnólogas del Siglo XXI. Estudió Filología Inglesa, le encanta el cine, la música en directo, desde la infancia le interesan las artes plásticas: dibuja y diseña (hace tejido consciente y ahora, se ha aventurado a crear su propia marca), se divierte con los juegos de rol y además, colabora con proyectos de activismo social y animal. Ella es una “mujer del renacimiento”, una polímata, que se cultiva en muchas artes y conocimientos.
Pero ¿y ese interés por la tecnología? Aunque en su infancia ya hizo sus pinitos como “ingeniera técnica industrial especializada en mecánica”, no fue hasta llegar a los 31 que decidió formarse como técnica superior de Administración de Sistemas en Red (ASIR). Su principal motivación para hacerlo fue la curiosidad por comprender el mundo. Lo que más le gusta ahora es poder seguir aprendiendo y saber que el granito de arena aportado con su trabajo forma parte de algo más grande, más complejo y que funciona.
¿A qué querías dedicarte cuando eras pequeña?
Recuerdo que me encantaba la Fórmula 1, quería ser una de los mecánicos y montaba con mi hermano el box con cajas; entonces éramos una mezcla entre Equipo A y el Coche Fantástico con asistencia rápida. Cuando tenía unos 12 años mi padre me dijo: «a verrrrr … esa gente seguramente son Ingenieros Técnicos Industriales con especialización en mecánica», no tengo ni idea si era cierto o no jajajaja, pero estuve con la cantinela unos años.
¿Por qué elegiste la tecnología?
Para saciar en parte la curiosidad por comprender el mundo tanto a gran como a pequeña escala. Desde comprender cómo vuela un cohete hasta el elemento más pequeño que forma parte de la vida; creo que cuando uno tiene la posibilidad de pararse a valorar todo lo que podemos hacer hoy en día gracias a la tecnología, a la literatura, a las ciencias… ayudas a combatir, de alguna manera, la ignorancia. Considero que la ignorancia es una herramienta muy peligrosa en los tiempos que corren (yo soy la primera ignorante en muchas cosas, pero no me conformo). Y no hace falta ser ningún titulado para querer combatir la ignorancia; hoy en día la información, por suerte o por desgracia (según se mire), se halla al alcance de todos y de muchas maneras.
¿Dónde te planteaste hacer la carrera? ¿Por qué?
Esta anécdota la he contado un montón de veces (jajaja)… Inicialmente se me pasó por la cabeza estudiar Ingeniería Informática en Ourense, pero mi hermano tiene una cabeza maravillosa para las matemáticas y la lógica y quería estudiarla él. A mí me daba igual y empecé a pensar que tampoco encajaría bien en ninguna ingeniería; me gustaba la literatura y los idiomas, así que opté por humanidades. Años más tarde, ya con 31 me cambié de rama y por fin estudié el ciclo superior (nunca es tarde…).
¿En qué estás trabajando actualmente?
En Gradiant trabajo como DevOps en el equipo de Cloud Native dentro del área de Sistemas Inteligentes. Actualmente estoy trabajando en un proyecto en el que hago uso de tecnologías IaC (infrastructure as code) como Terraform y Ansible entre otras; con ellas despliego infraestructuras de nodos virtuales (Linux y Windows con VmWare) y mi labor se centra principalmente en la automatización de las tareas dentro de esos nodos previamente desplegados para la instalación y configuración de software propio de cliente. De esta manera, las labores más tediosas y repetitivas que se realizaban a mano y podían fácilmente ser susceptibles de error, se pueden desplegar ahora sin apenas intervención y en la mitad de tiempo. Así, los recursos humanos pueden destinarse a, por ejemplo, testeo del resultado final, mejora e investigación de nuevas soluciones, etc.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Que puedes seguir formándote y aprendiendo de forma casi infinita. En nuestro ámbito puedes elegir acomodarte y mantenerte durante años haciendo lo mismo, pero justo lo divertido está en observar, pensar y comprender; ayudar con tu trabajo a buscar la forma de que algo cuente, poder aportar con tu granito de arena. Cuando ves que tu pequeña contribución forma parte de algo más grande, más complejo y que a nivel investigación o a nivel proyecto implantado funciona, sientes un cosquilleo indescriptible y es un momento muy, muy mágico.
¿Quién es tu referente femenino en el mundo de la tecnología?
No tengo ningún referente tecnológico en concreto; admiro a las mujeres del rural y tecnólogas de la misma manera, creo que sea cual sea la profesión hay cientos de miles de historias que han quedado sepultadas con el tiempo. Sí que tengo interés en biografías de mujeres que en su momento me movieron algo por dentro, por ejemplo Mileva Maric o Manuela Barreiro. A la primera se le conoce más por ser la primera mujer de Albert Einstein que por su increíble genio matemático. Hoy en día continúa en debate si contribuyó o no a la Teoría de la Relatividad. La segunda, Manuela Barreiro fue la primera gallega en ser licenciada universitaria (en Farmacia concretamente) y abrió su propia botica «Farmacia Moderna»; además, fue una ferviente defensora de que las mujeres se formasen y estudiasen lo que quisieran sin impedimentos.
¿Qué lectura haces de la situación de la mujer en tu ámbito?
Que se ha mejorado mucho, pero como todos los cambios, no ocurren de un día para otro. Un día podemos encontrarnos con historias maravillosas en las cuales el género no pinta nada y se reconoce simplemente al individuo y su riqueza como tal. Y al siguiente ser la única alumna en un curso o la única mujer en un equipo.
Por suerte, hay muchos recursos ya sean empresas, plataformas o medios de información que abogan cada vez más por romper las barreras absurdas que supone el género.
¿Qué le dirías a l@s tecnólog@s del futuro?
Les diría que ¡al lío!, que si tienen claro lo que quieren hacer que no se cuestionen ni a ell@s mism@s, ni sean influenciad@s por modas, prejuicios, cuchicheos, etc. ¿Que aparecerán muchas piedras en el camino? Puede ser. Pero la tenacidad y constancia también son virtudes que se adquieren, van a ayudar a sortear esos «baches» y añadir experiencia vital. Una cosa que tienen que tener clara es que nunca renuncien a lo que les gusta. Si no, después, uno se arrepiente y tal vez sea tarde.