Hoy nuestro Mujeres Tecnólogas se escapa un poco de la tecnología y se traslada al mundo de la ciencia. Esta sección se la dedicamos hoy a una de las mujeres más importantes en el panorama científico español. Ayer nos dejaba Margarita Salas, la mujer que cambió el la investigación en España con la implantación del desarrollo de la biología molecular. Salas destacó por el gran papel reivindicativo que desarrolló durante su carrera: denunció la escasa financiación que recibe la investigación en España y dio visibilidad a las mujeres de la ciencia, motivada por la fuerte discriminación que sufrió desde sus inicios en la investigación:
“Para mí al principio fue muy difícil ser mujer, se me discriminaba. Cuando empecé mi doctorado en 1961 casi no había mujeres investigando en España. Se pensaba que no estábamos capacitadas para hacer investigación. Ahora superan a los hombres que empiezan un doctorado en nuestros laboratorios”
¿Quién fue Margarita Salas?
Margarita Salas fue la perfecta definición de mujer pionera, referente y clave para el avance en la bioquímica y la biología molecular. Considerada la científica española más relevante del siglo XX, sirvió de inspiración a varias generaciones de mujeres investigadoras durante su formación y de ejemplo para demostrar la valía sin matiz de la mujer en la ciencia.
Esta asturiana fue investigadora, doctora, docente, creadora de ocho patentes, administrativa científica, académica de la RAE y presidenta y directora de múltiples centros y fundaciones.
Apuntes biográficos
Margarita nació en 1938 en Canero, un pequeño pueblo de la costa asturiana. Al año de nacer su familia se mudó a Gijón, dónde la niña pasó una infancia feliz junto a sus dos hermanos. Animada por sus padres a estudiar una carrera universitaria, la joven Margarita se decide por la rama científica y se traslada a Madrid para estudiar Ciencias Químicas y Medicina, aunque terminó decantándose por la primera al descubrir el fascinante mundo del laboratorio de Química Orgánica. Margarita decía que “la vocación científica no nace, se hace” y la suya surgió durante sus años universitarios.
Termina la carrera y, gracias a una carta de recomendación de su buen amigo y mentor Severo Ochoa, inicia su tesis doctoral con Alberto Sols, un excelente bioquímico de la época que en un primer momento no se tomó en serio el trabajo de la científica por el mero hecho de ser mujer.
Durante esos meses, Margarita conoce también al que se convierte en el amor de su vida, Eladio Viñuela, y con el que se casa gracias al dinero que obtiene de una beca al terminar su tesis. Jóvenes, enamorados y sustentados por la aportación económica de otra beca, se mudan Nueva York al laboratorio de Ochoa y, tras una estadía de tres años, regresan a España para desarrollar biología molecular. Una vez aquí inician juntos una investigación sobre el fago Phi29 gracias a la financiación conseguida por Ochoa, pues en España no había dinero para investigación. Sin embargo, la sociedad machista solo valoraba a Eladio como investigador, la hacía sentir discriminada, y al ver la injusta situación que vive su mujer, este decide abandonar la investigación e iniciar otra en solitario. Y así fue como Margarita Salas dejó de ser conocida como la “mujer de” para pasar a formar parte de la historia como la científica que descubrió un nuevo mecanismo de inicio de la replicación de material genético.
La bióloga se dedicó también a la docencia, llegando a tutorizar en 50 años de carrera más de 50 tesis doctorales y a convertirse en académica de la RAE. Además, a pesar de que su intención no fue nunca la de ocupar puestos científicos administrativos, terminó cediendo y aceptando este tipo de cargos en numerosas ocasiones.
Ayer, 7 de noviembre de 2019, Margarita Salas fallecía a la edad de 81 años, dejando un gran vacío en el ámbito científico español.
Legado en el sector tecnológico
Entre sus numerosas contribuciones a la ciencia destaca la determinación de la direccionalidad de la información genética, que desarrolló durante su etapa como investigadora en el laboratorio de Severo Ochoa.
Pero sin duda alguna, la investigación que la convirtió en la científica española más importante del siglo XX fue el descubrimiento y caracterización del ADN polimerasa del fago Phi29, cuya altísima capacidad de amplificación del ADN hace que disponga de múltiples aplicaciones biotecnológicas.
Tampoco puede obviarse su papel como docente, donde dejó un legado científico de valor incalculable formando a una gran cantidad de jóvenes científicos y reivindicando la igualdad de las mujeres en este ámbito.
Salas cuenta con más de 350 publicaciones en revistas o libros internacionales y más de 10 en medios nacionales, ha desarrollado 8 patentes y realizado alrededor de 400 conferencias que permitieron transferir el conocimiento que aportó al ámbito científico.
Curiosidades
En una entrevista en 2015, explicaba que “en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) no había habido ninguna mujer presidenta todavía” y afirmaba que era evidente que a los puestos más altos aún no habían llegado las mujeres. Al poco tiempo, Margarita Salas vio cumplido uno de sus sueños como feminista: en 2017, Rosa Menéndez pasa a dirigir el CSIC, la institución en la que Margarita desarrolló casi toda su carrera. Con una mujer por primera vez al cargo de una institución de tal calibre, la asturiana vio romper una barrera más en su incansable lucha contra el machismo.