Seguro que si os hablamos de ADN, en vuestra cabeza rápidamente aparece una imagen de una estructura doble formada por espirales pero… ¿sabéis que la autora de esa fotografía también lo es de la investigación que fue clave para entender la estructura de la vida tal y como la entendemos ahora? Hoy os presentamos a Rosalind Franklin, autora de la popular ‘Photograph 51’ y química inglesa. Nuestra compañera Victoria Cal nos la presentaba así:
“Más que referente en el mundo de la tecnología, me gustaría elegir un referente en investigación: Rosalind Franklin. Lo que me llama la atención de su vida es que refleja que ésta no tiene que ser necesariamente justa. Para lograr un objetivo hay que invertir mucho esfuerzo en ello y, aun así, puede que no lo alcances e incluso que tu esfuerzo no sea debidamente reconocido”
¿Quién fue Rosalind Franklin?
Rosalind Franklin fue una química y cristalógrafa inglesa a la que le ocurrió lo que a muchas otras científicas: su trabajo no obtuvo el reconocimiento que merecía. Franklin tomó la foto que demostró la comprensión de la estructura del ADN en una doble hélice. Con todo, fueron James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins quienes ganaron el premio Nobel de Medicina en 1962 por sus descubrimientos sobre la estructura molecular de los ácidos nucleicos, después de la muerte de Franklin.
Apuntes biográficos
Rosalind Elsie Franklin nació en Londres el 25 de julio de 1920 y murió -también en la capital inglesa- el 16 de abril de 1958, con tan sólo 38 años. Nacida en el seno de una familia judía acomodada, fue educada en una escuela privada donde siempre sacaba sobresalientes, cualificación que mantendría también durante sus estudios superiores. Con todo, su padre no estaba de acuerdo con que siguiese estudiando y necesitó el apoyo de las mujeres de su familia para poder ir a la universidad.
Pese a las adversidades, Rosalind continuó con su vocación y se doctoró en la Universidad de Cambridge en 1945 (especialidad en Biofísica); formó parte de distintos equipos de investigación –como la British Coal Utilisation Research Association (BCURA), el Laboratoire Central des Services Chimiques de l’Etat en París o el King’s College– y entró a formar parte del Birkbeck College, donde formó su propio equipo para investigar la estructura molecular de los virus. En 1958, y tras ser diagnosticada de cáncer de ovarios, Rosalind murió en su ciudad natal sin poder ver cómo algunos de sus descubrimientos revolucionarían el ámbito científico, al que ella dedicó toda su vida.
Legado en el sector tecnológico
Franklin trabajó en un laboratorio químico de París durante siete años en los que se dedicó a la investigación sobre técnicas de difracción de rayos X, hasta que en 1951 consiguió una oferta profesional a la que no se pudo negar: trabajar en el King’s College como experta en cristalografía.
Durante esta época, desarrolló una serie de investigaciones que sirvieron como base para comprender el ARN, el carbón, el grafito y los virus. Estos últimos trabajos le fueron reconocidos en vida, pero sus estudios relacionados con el ADN –que tuvieron un gran impacto en los avances científicos de la genética– no tuvieron la misma suerte. Franklin fue la autora de la famosa Photograph 51 en la que se utilizó difracción de rayos X para capturar la estructura de doble hélice del ADN, algo detectable a simple vista por las bandas dispuestas en cruz. Este descubrimiento supuso una evidencia fundamental para el desarrollo de la biología, la genética y la medicina aplicada. Los científicos James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins se interesaron por el descubrimiento de Rosalind y se sirvieron de él para confirmar sus hipótesis y conseguir en 1962 el Premio Nobel de Medicina. Años más tarde –y cuando Franklin ya había fallecido– se demostró que la tecnóloga había tenido un papel esencial en la investigación, más allá de la “mera asistencia técnica” que le habían adjudicado sus compañeros.
Curiosidades
Según algunas fuentes, la vida profesional de Rosalind Franklin estuvo marcada por la desaprobación masculina. Primero, la de su padre, al pedirle que donase la beca que le habían concedido a los 18 años para continuar sus estudios. Después, sus compañeros de trabajo, que no reconocieron su mayor aportación al mundo de la ciencia. Precisamente sobre el rol de Franklin en el descubrimiento de la naturaleza del ADN es el tema principal de la película Life Story, protagonizada por Tim Pigott-Smith, Alan Howard y Juliet Stevenson.