Tecnólogas del siglo XXI: Carmen García Nogueiras

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Carmen García Nogueiras

Las mujeres que terminan alguno de los grados de Ingeniería en las universidades españolas representan tan solo el 27,9%, en Informática la tasa de mujeres cae al 13,5%; el porcentaje de mujeres que estudian especialidades de formación profesional como el grado superior Administración de Sistemas informáticos en red o el grado medio de Sistemas Microinformáticos y Redes cae al 9,2 y al 7,1%, respectivamente, según el Ministerio de Universidades. La brecha de género en las TIC es un hecho en un momento crucial como el actual, en pleno desarrollo de la Inteligencia Artificial y en el que se están sentando las bases éticas de su uso.

En Gradiant creemos que dar visibilidad a las tecnólogas que forman parte de nuestra organización ayuda a motivar a otras jóvenes hacia las carreras tecnológicas. Por eso, en el mes de marzo, cada viernes publicamos una entrevista a alguna de ellas, intensificando el contenido mensual que hacemos el resto del año en nuestra sección Tecnólogas del Siglo XXI. 

En el Día Internacional de la Mujer, entrevistamos a Carmen García Nogueiras, ingeniera de  Tecnologías de Telecomunicaciones, graduada en Mathematical Sciences (Heriot-Watt) y Master in Computer Vision (UAB). Entre los trabajos que realiza en Gradiant, participa en un proyecto que usa Federated Learning entre hospitales para la detección temprana de Cáncer de Próstata Clínicamente Significativo, una muestra más de cómo la tecnología tiene una aplicación muy útil en la sociedad.  

 

¿A qué querías dedicarte cuando eras pequeña?

Pasé por muchas fases… Cuando era pequeña, me encontraba fascinada por todo lo que probaba y también me aburría rápido (risas). Una vez me hablaron de los brazos robots que hay en las fábricas y quería ser uno, también quería ser pintora y hubo una época en la que quería ser pirata. 

 

¿Por qué elegiste la tecnología?

Creo que precisamente por esa inquietud que hacía que todo me llamase la atención. Era muy creativa, me gustaban las ciencias pero también las humanidades. Hice malabares con los horarios para tener Física y Dibujo Técnico, pero también Historia del Arte en el instituto. Encontré en la tecnología el camino para fusionar esas dos cosas: por un lado, una base científica; y por el otro, la posibilidad de resolver problemas complejos de forma creativa. Con un perfil tecnológico puedes trabajar en ámbitos completamente diferentes: salud, educación, audiovisuales, etc.

 

¿Dónde te planteaste hacer la carrera? ¿Por qué?

Consideré varias, pero en aquel momento no podía permitirme estudiar fuera de casa. Dentro de las opciones que tenía en la Universidad de Vigo, lo que más me llamaba eran las ingenierías. Escogí la de tecnologías de telecomunicaciones porque tocaba disciplinas muy variadas al tener materias de programación, electrónica, procesado de señales, imagen y sonido, entre otras.

 

¿En qué estás trabajando actualmente?

Actualmente, estoy inmersa en el uso de tecnologías como redes neuronales, inteligencia artificial o visión por computador, aplicado a proyectos en campos muy distintos. Uno de los proyectos en los que participo es FLUTE, que estudia el uso de Federated Learning para la detección de CSPC (Cáncer de Próstata Clínicamente Significativo) entre hospitales. Esta iniciativa busca entrenar un modelo que mejore la precisión y eficacia en la detección temprana de este tipo de cáncer, utilizando datos distribuidos entre diferentes instituciones médicas garantizando su privacidad.

También trabajo en el desarrollo de la solución Valida en técnicas de visión por computador y redes neuronales en la detección de manipulaciones en documentos, como pasaportes y DNIs, así como en documentos de texto como facturas y contratos. 

 

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

Lo que más disfruto de mi trabajo es la oportunidad de buscar soluciones tecnológicas para resolver problemas en campos diversos. La multidisciplinariedad de las áreas con las que trabajo y la diversidad de los proyectos en los que participo me permiten aplicar mis conocimientos en contextos muy diferentes, lo que resulta muy estimulante y enriquecedor a nivel profesional.

 

¿Quién es tu referente femenino en el mundo de la tecnología?

A veces me siento mal por no tener ninguna en especial, pero luego me acuerdo de que los hombres se meten en ingeniería para ser como Iron Man –a ver, normal– y se me pasa (risas). En esa línea, sí que puedo decir que me he sentido inspirada por Elma York, un personaje ficticio, protagonista de «The Calculating Stars» de la escritora Mary Robinette Kowal, cuya determinación y habilidades científicas la convierten en una referente en un entorno tecnológico especialmente desafiante para las mujeres. Fue ella quien consiguió que las ecuaciones ordinarias diferenciales y las fuerzas G me parecieran la cosa más emocionante del universo.

Por mencionar a una mujer real, Alice H. Parker es una inventora afroamericana que proporcionó calefacción central a edificios y casas enteras y patentó la calefacción con caldera de gas, que sirvió de base para el desarrollo de los sistemas modernos de calefacción que se utilizan hoy en día. Una referente por resolver los dos grandes problemas de mi vida: pasar frío y/o oler a humo.

 

¿Qué lectura haces de la situación de la mujer en tu ámbito?

A pesar de los progresos en términos de inclusión, las mujeres seguimos siendo una minoría en este campo. Es fundamental continuar trabajando para eliminar las barreras y prejuicios de género que persisten y crear un entorno más inclusivo donde todas las personas, independientemente de su género, tengan igualdad de oportunidades para desarrollarse y prosperar en el ámbito tecnológico. 

La tecnología sigue siendo un campo muy masculinizado, lo que puede resultar desalentador para algunas mujeres. Sin embargo, es crucial desafiar esta visión. Las alento a crear su propio espacio, feminizando las ciencias y enriqueciendo la diversidad de enfoques y perspectivas. Creo que esto es muy importante no solo para las mujeres como profesionales, sino para la tecnología que creamos como sociedad y que se aplica en un mundo que es diverso por naturaleza.

Personalmente, adoro la tecnología y la ciencia y mi forma de ver el mundo es muy científica, pero no es, ni de lejos, lo único que adoro. Así que, sobre todo, invito a considerar el sector tecnológico incluso a aquellas mujeres para las que no sea su sueño. Ya sé que puede sonar extraño, pero existen muchos hombres que eligen carreras tecnológicas por razones mucho más banales (económicas o prácticas) y que demuestran que no es necesario tener una pasión desbordante por la tecnología para destacar en este campo. La tecnología no está reservada a algunos especímenes especiales. Basta con que te “gusten” un poco, basta con que se te den más o menos bien (como otras opciones que puedas estar considerando). 

Las mujeres también merecemos el privilegio de elegir este camino sin cumplir con un estándar –a veces inalcanzable– de vocación, de atrevernos a que las ciencias sean una parte importante de nuestra vida, aun sin ser la prioridad principal. No pasa nada si tienes un poster de Taylor Swift en vez de uno de Ada Lovelace en tu dormitorio, de verdad. 

En última instancia, se trata de empoderar a las mujeres para que decidan de acuerdo con sus habilidades, intereses y aspiraciones individuales, sin limitaciones impuestas por estereotipos de género. 

 

¿Qué le dirías a l@s tecnólog@s del futuro?

Les diría que sigan explorando, aprendiendo y desafiándose a sí mismos. La tecnología está en constante evolución, y cada nueva generación tiene la oportunidad de impulsar avances significativos que transformen el mundo en el que vivimos. Mantengan la curiosidad, la pasión y el compromiso con la innovación y nunca subestimen el poder que tienen para hacer una diferencia positiva en el mundo a través de la tecnología.

 

 

 

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FLUTE ha recibido fondos de la acción de investigación e  innovación Horizonte Europa de la Unión Europea en virtud del acuerdo de subvención Nº101095382 

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