Domótica es el término con el que se solía hacer referencia a la automatización y control electrónico de la instalación eléctrica del hogar con los objetivos finales de ofrecer confort y ahorro energético. Actualmente, la domótica abarca múltiples aspectos relacionados con la vivienda, tales como los sistemas ligados a los aspectos electrotécnicos (encendido/apagado de luces, apertura/cierre de puertas, ventanas …), sistemas de seguridad (detección de presencia, servicios SOS…), sistemas multimedia (audio/video, juegos online…) y sistemas de comunicación (acceso a la red telefónica,…), en un contexto más amplio que se entremezcla con el concepto de hogar digital
La estructura elemental de los sistemas domóticos consta de tres elementos básicos: uno o varios controladores (según se utilice una arquitectura centralizada o distribuida) encargados de gestionar el sistema, actuadores para recibir las órdenes del controlador y realizar la acción requerida, y sensores para monitorizar el entorno y generar eventos que son procesados por el controlador. La comunicación de estos dispositivos se lleva a la práctica tanto por cable como por radio y diversas tipologías de red (en estrella, en bus…).
Una parte importante y diferenciadora de los sistemas domóticos consiste en la interfaz de control utilizada, que generalmente forma parte del propio controlador. Lo más común es la utilización de PDAs, pantallas táctiles, pulsadores u ordenadores como interfaces, aunque la evolución natural de este aspecto, en línea con el de hogar digital, avanza hacia el control de la vivienda haciendo uso de métodos más naturales. En los últimos años se ha podido comprobar un gran avance en cuanto al uso de interfaces de usuario, desde la utilización casi exclusiva de teclados hasta las actuales pantallas táctiles presentes en multitud de dispositivos, promovidas en gran parte por el éxito del iPhone.
En el ámbito de la domótica, los mayores avances en interfaces se han producido probablemente en el campo del reconocimiento de voz, una tecnología que ha madurado enormemente durante los últimos años. Actualmente, los sistemas de reconocimiento de voz son capaces de manejar vocabularios extensos con un alto grado de independencia del locutor, existiendo numerosos productos comerciales que ofrecen control por voz integrado, acercándonos cada vez más a la realidad en la que todos los sistemas de la vivienda puedan ser controlados mediante simples comandos de voz. Los mayores retos para su introducción masiva en sistemas domóticos probablemente pasen por mejorar la robustez frente a condiciones acústicas no controladas y el manejo de habla espontánea.
El siguiente paso que se plantea en la evolución de las interfaces naturales lo encontramos en la comunicación gestual. Se trata de que el usuario pueda transmitir órdenes a los dispositivos mediante gestos, que son reconocidos e interpretados por el sistema domótico que controla la vivienda. El campo del reconocimiento gestual ha experimentado grandísimos avances en los últimos años, pasando de sistemas experimentales funcionando en condiciones de laboratorio, a sistemas funcionando en productos comerciales. Un claro exponente de estos últimos es el Kinect de Microsoft (http://www.xbox.com/es-ES/kinect), capaz de reconocer gestos realizados con cualquier parte del cuerpo. Inicialmente concebidas para el control de juegos, ya se vislumbran las posibilidades que ofrecen estas tecnologías en el contexto del hogar digital y la interacción con los sistemas domóticos.
Las interfaces basadas en control por voz o gestos, además de ser complementarias entre sí, tienen en común el objetivo de liberar al usuario de la necesidad de portar dispositivos adicionales de control. El próximo gran reto consiste en que sean los propios sistemas domóticos los que se adapten a las personas, reconociéndolas y adaptándose automáticamente a sus gustos y necesidades en cada momento. Las tecnologías basadas en reconocimiento biométrico, especialmente aquellas más transparentes para el usuario, constituyen uno de los pilares tecnológicos para hacer realidad esta visión. A más largo plazo es previsible que las tecnologías de computación afectiva, todavía en su infancia, jueguen un papel fundamental en este sentido.
Desde Gradiant se cree firmemente en la gran repercusión que tendrán las interfaces hombre-máquina en nuestras vidas futuras. Por esta razón se apoya y se invierte en proyectos relacionados con este campo de aplicación, apostando por las nuevas interfaces y su integración en el futuro de la domótica.