¿Has oído hablar de 5G? Supongo que la respuesta es sí. Aunque la realidad es que el despliegue de las redes 5G lleva un ritmo más lento de lo deseado, lo que sí experimentamos es un bombardeo continuo de sus ventajas, lo útil que resulta para nuestra vida diaria y lo relevante que es para las empresas tener esa conectividad 5G. Pero si la implantación del 5G aún no es completa, ¿por qué estamos hablando ya del 6G? En este artículo voy a explicarte el motivo. Para ello, empecemos por el principio.
¿Qué es el 5G y cuáles son sus ventajas?
5G significa “redes móviles de quinta generación”. Las redes móviles digitales se han ido desplegando en su evolución desde el sistema GSM o Global System for Mobile communications. GSM supuso una revolución en las comunicaciones que comenzó en 1991 con la primera llamada por móvil en una red comercial basada en tecnología digital. Anteriormente existían redes de primera generación (1G) analógicas con muchos problemas de seguridad y capacidad. Desde ese momento, cada nueva generación ha supuesto mejoras en las prestaciones de los servicios para el usuario final. Después del GSM, considerada segunda generación o 2G, llegó la tercera generación (3G) con el Universal Mobile Telecommunications System o UTMS; la cuarta generación (4G) es el Long Term Evolution o LTE.
5G e Internet de las Cosas
Han pasado apenas unas décadas, pero la evolución ha sido colosal: mientras en GSM sólo podíamos enviar mensajes de texto de 70 caracteres, en 3G ya era posible enviar correos electrónicos con ficheros adjuntos. El salto al 4G permite el envío de videollamadas y streaming. Con el 5G, el salto cualitativo es aún más importante en relación a los servicios que soporta. Un ejemplo de estas capacidades que aporta 5G son las comunicaciones masivas tipo máquina (o mMTC por sus siglas en inglés), asociado a lo que conocemos como Internet de las Cosas (o IoT, también por sus siglas en inglés). Gracias al 5G, millones de dispositivos se pueden conectar a la red y entre sí para intercambiar datos de forma inalámbrica. El 5G está impulsando la digitalización de las empresas, de todos los procesos de producción y el inicio de lo que se considera la Industria 4.0 y las Smart Farms. Esto no es posible en 4G, no tiene capacidad para ello. La razón se entiende de forma sencilla con un símil: no podemos extraer 1000 litros de agua por segundo de un grifo como el de nuestra casa. El 5G sí tiene esa capacidad y hace posibles el IoT y todos los servicios mencionados, además de otros como la realidad virtual y el gaming online, al menos en teoría.
¿Qué tiene el 5G que no tienen otros?
Pero, ¿qué tiene el 5G que no tuvieran los anteriores sistemas que hace posible esas prestaciones? Una de las diferencias clave es el ancho de banda, es decir, la frecuencias que se utilizan para enviar la información vía radio hasta el smartphone. Empleando otro símil seguro que es más fácil comprenderlo. Un camión de 10 metros de longitud tiene mayor capacidad para llevar cajas que uno de 3 metros. Cuando hablamos del ancho de banda o frecuencia ocurre lo mismo: cuantos más hercios (metros de longitud del camión) están disponibles, más datos (cajas) puedo transmitir por el aire. Esto se traduce en más capacidad para servicios como streaming o televisión de alta calidad. Aquí el límite lo marca el equipamiento (por ejemplo, el smartphone), que tiene un límite de los hercios que puede utilizar, de la misma manera que no podemos fabricar camiones de 1 km de largo.
¿Por qué se está hablando ya de las redes 6G?
Ahora que ya sabemos las claves del 5G, vamos a explicar por qué el despliegue de las redes 6G empieza a tener cada vez más presencia y exposición en algunos foros. Si aún no está completamente establecido el 5G, ¿por qué hay tanta actividad en torno a 6G? Existen dos razones fundamentales para que esto esté ocurriendo.
Aplicaciones médicas
La primera de ellas es que las demandas y previsiones de servicios van bastante por delante de lo que pueden ofrecer las redes comerciales actuales. Un ejemplo de esto es la realidad extendida o XR; otro, son las comunicaciones holográficas. Este tipo de servicios, aunque ahora no lo parezca, forman parte del futuro de la sociedad y de sus capacidades para comunicarse. Un ejemplo más y que va a repercutir en áreas tan importantes como la salud, es la realización remota de operaciones quirúrgicas de muy alta precisión en tiempo real. Este tipo de intervenciones requieren no sólo que la información que atraviesa la red tenga un retardo prácticamente nulo, sino también que esa transmisión del vídeo sea increíblemente robusta, sin fallos. Si pensamos en una operación de corazón el cirujano necesitará un vídeo de altísima resolución y que tanto la recepción como el envío de información ocurra en tiempo real. Estas prestaciones no están al alcance de 5G.
Una década para su completo desarrollo
En segundo lugar, tener lista una generación de redes móviles para su lanzamiento comercial es una cuestión que suele desarrollarse durante años. Además, involucra muchos y complejos estudios técnicos, estandarización y pruebas técnicas, así como regulaciones legislativas, entre otras cosas. Hasta ahora, el ciclo típico entre generaciones es de 10 años, lo que significa que si 5G se lanzó en 2020, las redes 6G deberían estar disponibles para los usuarios en 2030. Por experiencias de anteriores generaciones es muy probable que esos trabajos se demoren más de 10 años. Es por esto que ya hayamos podido hablar de 6G en el año 2018 cuando se lanzó el proyecto 6G FLAGSHIP (https://www.6gflagship.com/).
Si tienes curiosidad por saber más sobre las redes 6G, habrá futuras entradas en nuestro blog que tratarán más en detalle los aspectos técnicos de esta nueva generación de redes móviles.
Autor: José Joaquín Escudero, responsable de Comunicaciones Móviles en el área de Comunicaciones Avanzadas de Gradiant